Primeros hospitales: Imperio Romano, antigua Grecia y ‘segunda revolución médica’
Descubra cuáles fueron los primeros hospitales de la historia de la humanidad: dónde estaban, cuándo se construyeron y qué actividades llevaban a cabo.
La mala praxis médica supone una actuación negligente del profesional médico o la falta de cumplimiento de la normativa que se aplique o de los deberes de la profesión1. Así, se puede considerar mala praxis un acto médico en el que el profesional no se ajusta a la lex artis, ese conjunto de estándares que marca el código deontológico, la legislación y la jurisprudencia que guía la práctica médica correcta de los profesionales en el ejercicio de la medicina2.
Las reclamaciones judiciales suelen estar motivadas por los efectos negativos que tiene un paciente a causa de un acto médico, como un error en la prescripción de fármacos que puedan llevar a un problema de salud, o por omisión de estándares de atención adecuados, como no realizar las pruebas diagnósticas necesarias o la falta de diligencia que pueda llevar a un diagnóstico que no llegue a tiempo3.
Según datos de la Asociación El Defensor del Paciente, en 2023 recibieron 12.071 casos de presuntas negligencias médicas, un 12% menos que en 2022. De todas ellas, 602 tuvieron resultado de muerte. La principal razón de estas denuncias fue el error diagnóstico y la pérdida de oportunidad terapéutica, pero también destacan denuncias por cirugías plásticas, reparadoras y estéticas con resultados insatisfactorios, por partos llevados a cabo de forma inadecuada con consecuencias para el bebé o servicios de transporte sanitario urgente que no se enviaron tras una llamada al 112 y tuvieron un desenlace fatal para el paciente, entre otras4.
Para protegerse de reclamaciones por mala praxis, los expertos recomiendan tener muy claras las medidas para prevenirlas, empezando por la comunicación con el paciente. Los médicos que menos reclamaciones tienen suelen ser los que mejor se comunican con sus pacientes5. Una parte importante de reclamaciones señalan falta de información del médico sobre un procedimiento o un tratamiento que causó el daño el paciente que reclama. Más allá del Documento de Consentimiento Informado (DCI), los expertos señalan que el médico debe invertir tiempo en informar bien al paciente sobre el procedimiento y sobre sus riesgos.
En segundo lugar, resulta clave hacer un buen seguimiento de los documentos de consenso, de las guías clínicas y de los protocolos para cada procedimiento. Investigar los posibles factores de riesgo del propio paciente, como la existencia de alergias o las interacciones que puede tener un tratamiento con otros que ya tenga el paciente, es otra de las medidas a seguir. Al mismo tiempo, documentar de forma completa en la historia clínica todos los procedimientos que se hacen con el paciente, también aquellos que no, y las razones que han llevado a esa decisión, cuando se trate de procedimientos o tratamientos que serían los habituales.
Para asegurarse, también se recomienda evitar procedimientos con riesgos innecesarios si hay otros menos invasivos, hacer checklist para comprobar que en todos los procesos se siguen las medidas de seguridad y guardar siempre el secreto profesional, también fuera del entorno médico, además de evitar criticar a otros médicos ante los pacientes.
De nuevo, en una situación así, la comunicación clara y empática con el paciente o con los familiares de la persona afectada vuelve a ser fundamental. Los expertos recomiendan dirigirse a ellos lamentando lo ocurrido, explicando con un lenguaje que puedan entender las causas y, si así lo requieren los afectados, asegurar que se revisarán todos los pasos dados y lo ocurrido para depurar responsabilidades y evitar que vuelva a suceder.
Ante el centro de trabajo, lo mejor es comunicar cuanto antes lo ocurrido a los superiores, y ante la compañía de seguros, cuando el médico crea que puede ser objeto de una reclamación, también informar y recopilar la información que pueda ser importante: todo lo que el médico recuerde sobre los hechos y todos los documentos vinculados al procedimiento.
En estos casos, lo primero es contactar con la compañía aseguradora con la que el médico tenga su seguro de responsabilidad civil y contar con un abogado con amplios conocimientos en derecho sanitario con el que iniciar el proceso siempre desde una relación de franqueza. Los expertos recomiendan evitar tener relación con el paciente, sus familiares o su abogado y llegar a acuerdos económicos sin contar con un abogado propio.
Si finalmente hay juicio oral por la reclamación, la recomendación es preparar con calma y con la ayuda del abogado la declaración ante el juez, tanto las respuestas, como la documentación y la actitud al contestar: mostrar seguridad a la hora de responder, hacerlo con honestidad y precisión, y dejar clara la preocupación ante lo ocurrido y sus posibles consecuencias6.
Fuentes:
1 Diccionario panhispánico del español jurídico. https://dpej.rae.es/lema/mala-praxis-m%C3%A9dica
2 Seoane, J. A. (2023). Lex Artis. Anuario De Filosofía Del Derecho. 2023 (38). https://doi.org/10.53054/afd.vi38.9747
3 M. Bruguera, Guía para prevenir las reclamaciones por presunta mala praxis médica. Revista Clínica Española doi:10.1016/j.rce.2011.12.018
4 Memoria 2023 de la Asociación ‘El Defensor del Paciente’ https://www.negligenciasmedicas.com/cache/files/documentos/memoria-2023.pdf
5 M. Bruguera, Guía para prevenir las reclamaciones por presunta mala praxis médica. Revista Clínica Española doi:10.1016/j.rce.2011.12.018
6 M. Bruguera, Guía para prevenir las reclamaciones por presunta mala praxis médica. Revista Clínica Española doi:10.1016/j.rce.2011.12.018