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Compañía, ambiente, deporte o sueño: los hábitos que pueden influir en la composición de la microbiota intestinal

Diversos estudios exponen como, además de la alimentación, factores externos que van desde el tipo de lactancia en los primeros meses de vida hasta el consumo de antibióticos impactan en la configuración de los microorganismos que componen la microbiota

Representación microscópica de bacterias de la microbiota intestinal en entorno acuoso turquesa.

El cuerpo dispone de una gran cantidad de microorganismos que conforman la microbiota. Estos colonizan la parte interna y externa del cuerpo, principalmente, la piel y mucosas, con grandes implicaciones en salud. En concreto, la microbiota intestinal se refiere los organismos que se alojan en el tracto intestinal y cada vez, hay más evidencias de las implicaciones que esta tiene a diferentes niveles de la salud, equiparándose su función metabólica a la del hígado1. Su importancia es tal que ya en el momento del nacimiento la colonización proporciona un estímulo esencial para la maduración del sistema inmune2.

La evidencia sobre el impacto de la nutrición en la microbiota intestinal cada vez es mayor, estando condicionada tanto por factores genéticos como ambientales2. Así, se ha visto cómo una dieta con alta presencia de fibra favorece la presencia de bacterias beneficiosas para el organismo mientras que disminuye la presencia de bacterias patógenas, o la importancia que tiene consumir una cantidad adecuada de proteínas para aumentar la diversidad microbiana1.

Pero, más allá de cómo influyen los alimentos que ingerimos, existen factores externos y hábitos que también tienen impacto en la microbiota.

  • Nacimiento y periodo de lactancia: tanto la vía del parto como la lactancia influyen en la composición de la microbiota. Existen estudios que revelan que en niños que se alimentan mediante lactancia materna, su microbiota es más estable mientras que en los que consumen leche de fórmula se registró una composición más diversa y que se asemeja más a la de los adultos. Durante esta primera etapa de la vida también se ha estudiado que aspectos como la estancia del niño en el ámbito hospitalario (asociada a un mayor consumo de medicamentos y riesgo de infecciones) se relaciona con mayor presencia de la colonización por C. difficile, vinculada a cambios en la microbiota2.
  • Compañía y ambiente: contar con hermanos o mascotas es beneficioso a nivel de la composición de la microbiota en edades tempranas. Además, en esta etapa, la teoría de la ‘hipótesis de la higiene’ establece que los niños que en sus primeros años están en ambientes con un nivel de higiene muy elevado no estimulan su microbiota2.

  • Ejercicio físico: la relación entre microbiota y ejercicio físico es bidireccional. La práctica de actividad física aumenta la producción de butirato por parte de esta microbiota; al mismo tiempo, los ácidos grasos de cadena corta que produce la microbiota intestinal son capaces de aumentar los niveles de fosforilación de AMPK en músculo y su consecuente regulación del metabolismo energético. Además, en la práctica de ejercicio se producen cortisol y norepinefrina que producen cambios en la microbiota intestinal a través del eje hipotalámico-adrenal. Otros hallazgos se refieren al impacto del deporte en el eje cerebro-intestino y por tanto a la producción de neurotransmisores, como la serotonina, lo que repercute en el estado de ánimo. En definitiva, se ha visto que las personas activas suelen tener una microbiota más diversa y beneficiosa, mientras que el sedentarismo se asocia a dietas ricas en grasas y bajas en fibra, lo que tiene impacto negativo en la composición de la microbiota intestinal1.
  • Sueño y ritmos circadianos: la evidencia actual refleja que la falta de sueño o la exposición insuficiente a la luz natural afectan tanto al sistema circadiano como a la composición de la microbiota intestinal. Además, las investigaciones revelan que la microbiota tiene sus propios ritmos circadianos, por lo que ajustar los tipos y momentos de ingesta es beneficioso para el organismo. Así, ingerir alimentos en la fase de vigilia/comida aumenta la masa bacteriana intestinal total y Firmicutes, mientras que hacerlo en la de sueño/ayuno hace que se incrementen Bacteroidetes, Proteobacteria y Verrucomicrobia. Y más allá de que se regulen las horas de ingesta para favorecer la composición de la microbiota, manipular la propia microbiota podría ser una estrategia prometedora para reconfigurar los ritmos circadianos3. Todo ello es también relevante en personas con problemas metabólicos o de obesidad.
  • Consumo de antibióticos: diversos estudios registran el impacto de estos fármacos en la microbiota. Por ejemplo, se ha observado que el tratamiento con amoxicilina genera Lactobacillus en todo el intestino y reduce las bacterias aerobias y anaerobias en el colon, en particular Enterobacteriaceae y Enterococcus. También, que el tratamiento con antibióticos en neonatos reduce la diversidad de la microbiota intestinal. Por ello, los expertos ponen en relieve la necesidad de que se seleccione el antibiótico más adecuado en cada caso, de tal manera que no derive en fallo terapéutico o induzca resistencias del microorganismo4. Por otra parte, se está estudiando cómo algunas cepas bacterianas de la microbiota intestinal pueden restringir la colonización de bacterias resistentes a múltiples antibióticos5.

Fuentes:

1 Nutrición Hospitalaria: Modulación a través del estilo de vida de la microbiota intestinal. Disponible en: https://www.nutricionhospitalaria.org/files/2969/CO-WM-02805-01.pdf

2 Arboleya Montes, S; Delgado Palacio, S y Gueimonde Fernández, M: S. Arboleya Montes, S. Delgado Palacio, M. Gueimonde Fernández. Disponible en: https://digital.csic.es/bitstream/10261/189446/1/Factores_influyen.pdf

3 Microorganisms: papel potencial de la microbiota intestinal en la modulación de los ritmos circadianos y la salud metabólica del huésped. Disponible en: https://www.mdpi.com/2076-2607/7/2/41

4 Montero García, Mauricio: Efecto de los antibióticos en el microbioma intestinal. Disponible en: https://www.nutricionhospitalaria.org/files/2969/CO-WM-02805-01.pdf

5 Clínica Universidad de Navarra: Identifican bacterias de la microbiota intestinal que podrían prevenir la resistencia a antibióticos. Disponible en: https://cima.cun.es/actualidad/noticias/cima-bacterias-previenen-resistencia-antibioticos

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