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Comunicar malas noticias: herramientas para médicos ante uno de sus mayores retos

Entre los múltiples retos a los que se enfrentan los médicos cada día se encuentra el de transmitir malas noticias a los pacientes y sus familiares. No hay un manual que seguir a rajatabla, pero sí algunas directrices que pueden ayudar al médico a comunicarlas de la mejor manera posible

Doctora habla con paciente mayor en consulta, revisando resultados médicos con empatía.

Puede que el médico tenga que hacerlo muchas veces a lo largo de su vida, seguramente se acordará de algunos casos, pero será el paciente que recibe la noticia y sus seres queridos quienes seguro no van a olvidar nunca cómo se les contó lo que ocurría.

No disponer de las habilidades adecuadas para comunicar un diagnóstico que vaya a cambiar totalmente la vida de una persona y de su entorno o un pronóstico que indique un próximo final de la vida, pueda generar un sufrimiento añadido.

Para los médicos no es un momento fácil y enfrentarse a este tipo de comunicación con el paciente supone una situación de estrés. Comunicar malas noticias genera angustia. ¿Cómo pueden enfrentarse a este momento?

Los manuales y estudios publicados al respecto indican que no hay un protocolo único o una receta común para todos los casos, ya que el proceso de comunicar un mal diagnóstico o la ausencia de alternativas terapéuticas, por ejemplo, se debe individualizar adaptándolo al paciente, a sus valores, a su situación, entorno y características.

Distintos autores han desarrollado decálogos y guías que pueden ayudar al médico a enfrentar ese proceso comunicativo con herramientas para hacerlo lo mejor posible. El Foro de la Profesión Médica de España ofrece una serie de recomendaciones en su último Manual de la relación médico-paciente1 que veremos a continuación.

¿A qué nos referimos con “mala noticia”?

Una mala noticia será un diagnóstico o un pronóstico que cambia de manera drástica y definitiva la perspectiva de futuro del paciente2.

¿Qué comunicar y qué no teniendo en cuenta los derechos del paciente?

Respetar la autonomía del paciente, el consentimiento informado, la participación en la decisión de sus cuidados y su voluntad, son principios éticos a los que responde una buena comunicación, pero también son derechos recogidos en la legislación. 

La ley que regula la autonomía del paciente señala su derecho a estar informado de todo lo que tiene que ver con su salud y a poder decidir sobre los procedimientos médicos que se le van a hacer y los que no.

Pero también se reconoce el derecho a no recibir esa información si es la voluntad del paciente. En estos casos, el médico no está obligado a informar, porque es el deseo del paciente. También puede no hacerlo cuando existen motivos fundados para pensar que la información podría causarle un perjuicio. En ambas circunstancias hay que argumentarlo y registrarlo en la historia clínica del paciente.

Algunas recomendaciones para afrontar el momento y hacerlo bien

  • El espacio y el entorno importan: utilizar un espacio tranquilo, que esté libre de posibles interrupciones y en el que poder tener privacidad para que los pacientes y los familiares puedan expresar lo que sientan.
  • Intentar conocer al paciente: no siempre es fácil, pero a través de la experiencia con el propio paciente, con información de sus familiares o de otros sanitarios con los que ha tratado, se puede saber qué grado de información quiere y puede asumir y cómo puede reaccionar ante la información.
  • Lo verbal y lo no verbal: qué se dice importa tanto como la forma en la que se dice.
    • Explicar la situación con palabras que el paciente pueda comprender, con veracidad y, al mismo tiempo, con delicadeza.
    • Las expresiones, el tono de voz, la calma, la proximidad física y la mirada son muy importantes. También lo es respetar los silencios.
    • Ser conscientes de que el paciente puede querer desahogarse, lo ideal es dejar que exprese lo que siente y sus dudas sin interrupciones.
  • Dosificar la información y dar esperanza: hay que comunicar la verdad, pero la verdad soportable.
    • Puede ser útil comunicar la situación en varios encuentros, dependiendo del paciente que esté delante.
    • Ofrecer esperanza, no en algo que no puede suceder, pero sí en que el proceso que queda por delante se va a hacer lo mejor posible y de acuerdo con las posibilidades disponibles.
  • Atender la reacción de pacientes y de familiares: pueden ser muy variadas.
    • Se han descrito reacciones de negación, de perplejidad y también de hostilidad, entre otras, cuando se comunica una mala noticia.
    • Dirigirse a las familias y tenerlas en cuenta en el proceso es importante.
    • Habrá situaciones en las que pueda ser útil la intervención de otros profesionales para dar respuesta a esas reacciones.

Fuentes:

1 Manual de la relación médico-paciente. 2ª Edición: revisada y ampliada. Foro de la Profesión Médica de España. 2024 https://mcusercontent.com/3a5b87718c1b365e7ba053238/files/8ac19122-380c-4b2b-68a7-d5de6f201b98/Manual_RMP_2024_web.pdf

2 Buckman, Robert. Breaking bad news: why is it still so difficult?. British Medical Journal. 1984 https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/instance/1441225/pdf/bmjcred00502-0041.pdf

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