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El ayuno intermitente se ha convertido en una práctica que gana popularidad sobre todo en la población que quiere perder peso y en nutrición deportiva. Este patrón alimenticio se basa en alternar periodos de ingesta de alimento con otros de ayuno y hay varias modalidades. Las más conocidas son:
El ayuno intermitente ha mostrado que promueve modificaciones en las señales bioquímicas y hormonales, en los procesos metabólicos y en la composición corporal1. Además, activa mecanismos propios para asegurar la energía necesaria para mantener la homeostasis celular. Desde una perspectiva histórica se ha llevado a cabo el ayuno intermitente por obligación, ya que las poblaciones cazadoras y recolectoras no ingerían alimentos de forma regular, sino cuando los conseguían, y su vida era muy activa2.
La popularidad de esta estrategia dietética ha incrementado los estudios clínicos al respecto y, especialmente en los últimos años, abundan las revisiones y metanálisis de la literatura científica al respecto. Pero sus resultados son diferentes en algunos aspectos.
La mayoría coinciden en que el ayuno intermitente tiene efectos beneficiosos que implican cambios metabólicos y resistencia al estrés celular3. Aunque uno de los más recientes estudios concluyó que no ofrecía beneficios adicionales en la pérdida de peso frente a dietas convencionales y tampoco mejoraba el rendimiento deportivo de larga duración.4
Una de las revisiones más actuales, que evalúa los estudios realizados en diferentes escenarios clínicos, señala que mejora la biogénesis mitocondrial y produce reducciones de insulina plasmática superiores a las de las dietas hipocalóricas habituales, sobre todo en personas que tienen niveles más altos de resistencia a la insulina5.
Un reciente estudio español publicado a comienzos de este mismo año en Nature mostró beneficios de este tipo de patrón alimentario para perder peso y mejorar la salud cardiovascular en personas con obesidad. Quienes realizaron ayuno intermitente lograron una mayor pérdida de peso en comparación con el grupo que no lo realizaba: perdían de media entre tres y cuatro kilos más y redujeron en mayor medida la grasa subcutánea abdominal. También mejoraron los niveles de glucosa en ayunas y glucosa nocturna6.
Sus efectos sobre la inflamación también tienen estudios que asocian el ayuno intermitente con un beneficio. Un metaanálisis centrado en sus propiedades antiinflamatorias indica que reduce marcadores asociados a la inflamación. El trabajo se centró en determinar los efectos del ayuno intermitente sobre las citocinas y adipocinas en adultos. Los resultados concluyeron su efectividad para reducir procesos inflamatorios, una respuesta que se asocia directamente con la diabetes, la artritis reumatoide o la obesidad7.
Existen estudios sobre los posibles efectos positivos del ayuno intermitente sobre enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, el párkinson y la esclerosis múltiple, aunque la mayoría de ellos se han realizado sobre modelos animales. En estos modelos, y en algunos trabajos en humanos, se ha visto una reducción de las placas beta amiloide en alzhéimer, y una mejora de la función cognitiva.
En párkinson se asoció a una reducción en la pérdida de neuronas dopaminérgicas y a un aumento de la coordinación motora en modelos animales. También se vio una disminución de la inflamación y desmielinización en animales con esclerosis. Las causas serían los mecanismos que se ponen en marcha con este tipo de patrón alimenticio: la caída de la neuroinflamación, la activación de la autofagia, la mejora de la función mitocondrial y la regulación de la microbiota intestinal, entre otros8.
Las revisiones y metaanálisis actuales coinciden en señalar las limitaciones de los estudios que indican la mayoría de los beneficios del ayuno intermitente:
Si bien no se han encontrado efectos adversos graves, los estudios realizados han identificado algunos efectos secundarios negativos de esta práctica dietética que suelen mejorar pasadas unas semanas:
Las revisiones señalan varios escenarios y grupos de población en los que se ha visto que la aplicación del ayuno intermitente puede tener riesgos:
Fuentes:
1, 4, 5, 9, 11 Espinosa, Alan; Laviada-Molina, Hugo; et al. Ayuno intermitente: efectos en diversos escenarios clínicos. Revista Nutrición Alimentaria. Marzo 2024 https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112024000100026
2 Canicoba, María. Aplicaciones Clínicas del ayuno intermitente. Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo. Julio 2020 https://revistanutricionclinicametabolismo.org/public/site/Revision_Canicoba.pdf
3, 10 De Cabo, Rafael y Mattson, Mark P. Effects of Intermittent FaSting on Health, Aging and Disease. New England Journal of Medicine. 2020 https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMra1905136
6 Dote Montero, Manuel, R. Ruiz, Jonatan. Efectos de la alimentación restringida en el tiempo temprana, tardía y autoseleccionada sobre el tejido adiposo visceral y la salud cardiometabólica en participantes con sobrepeso u obesidad: un ensayo controlado aleatorizado. Nature. Enero 2025 https://www.nature.com/articles/s41591-024-03375-y
7 Turner, Laurent, Fernández-Rodríguez, Rubén. The effects of time-restricted eating versus habitual diet on inflammatory cytokines and adipokines in the general adult population: a systematic review with meta-analysis. The American Journal of Clinical Nutrition. Enero 2024 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0002916523661830?via%3Dihub
8 Suarez Urriolabeitia, Nerea. Efectos del ayuno intermitente en enfermedades neurodegenerativas. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Pública de Navarra. https://academica-e.unavarra.es/server/api/core/bitstreams/df232a3c-399b-4a7e-acb5-55690067158f/content